Hace unos días que el sol sale poco y tenemos más días grises y de lluvia. Y me alegro necesitamos agua, estamos hechos de agua y la necesitamos para vivir, la necesita la tierra, y la necesitamos todos para poder fluir más con el mundo que vivimos.
Me gusta que de vez en cuando haya un día gris, puesto que cuando camino hacia el coworking, miro, me fijo con los verdes que salen de las aceras, las plantas de los balcones, los árboles de las plazas y veo que ese verde es diferente es un verde más intenso, activo más auténtico. Tiene más cantidad de verde y azul, es un color con potencia y eso atrae mi mirada.
Cuando hace sol, su luz afecta a los objetos que vemos, provoca sombras y luces… y cuando el día es gris, los colores toman su propia luz sin verse afectados por el sol. Pues estos días he disfrutado y reflexionado de los colores de pequeñas cosas que me he ido fijando y distrayendo, he podido disfrutar de la autenticidad del color, que quizás si uno no le da importancia pasa desapercibido, quizás es algo de excéntricos y apasionadas del color, pero estas pequeñas cosas son también las que me dan sentido al hecho de vivir.
Espero que te haya gustado esta pequeña visión del mundo desde La Contraforma
Nuria