Termino el día y siempre lo que hago es girar la hoja de la libreta para poder ver una página en blanco, para poder hacerme el guión del que vendrá al día siguiente. Pequeños rituales que hago por ordenar y focalizar con lo que vendrá.
Los días a menudo los empiezo con orden, pero diferentes tareas, búsquedas de información de clientes, momentos de esbozos, de estructurar información de búsquedas de gamas cromáticas, definir bloques de texto… un orden que a menudo se llena de desórdenes para poderlos de nuevo ordenar y que así tome sentido. Desordenar mensajes visuales para que cojan una coherencia sólida y ordenarlos de nuevo. Mezclar para poder estructurar, ordenar, transmitir lo necesario.
Parte del trabajo de diseño es clasificar, ordenar, filtrar sea visualmente o recopilando el texto y hacer que éste tome todo el sentido del mundo con la importancia justa o destacada que deba tener. Un pequeño gran ritual de poner orden, de planificar lo que se verá, lo que se leerá, lo que vendrá.
Y quien lo diría que parte de la acción de diseñar es ordenar, cuando a menudo los creativos nos llevamos la fama de alocados, iluminados, caóticos… ¡Sí! La creatividad necesita orden y estructura.
Y tu comunicación, ¿sigue un orden?
Espero que te haya gustado esta pequeña visión del mundo desde La Contra forma
Nuria